LA MEDIACION DEL PRESIDENTE ARGENTINO EVITA UNA GUERRA ENTRE LOS ESTADOS UNIDOS Y EL PARAGUAY.


A principios de 1859, llegó al río de la Plata una escuadra norteamericana compuesta de 18 buques, con 191 cañones, 257 oficiales .y 2.400 soldados, conduciendo á su bordo al juez JAMES B. BOWLIN, encargado de exigir al Paraguay, en nombre del gobierno de Washington, un reclamo por daños y perjuicios al incumplimiento del contrato celebrado entre el dictador SOLANO LÓPEZ y el ciudadano norteamericano EDUARDO A. HOPKINS, referido al estable­cimiento de varias industrias en el territorio paraguayo. La presencia de esta armada, formidable en aquella época, causó gran alarma, llegando algunos a sospechar, que la misión real de dichos buques, no era otra que la de imponer el predominio norteamericano en el Plata, de grado o por fuerza.

El general URQUIZA, Presidente de la República Argentina en esos momentos, procuró conocer los propósitos e intenciones del comisionado norteamericano, a cuyo efecto, solicitó una reunión con el señor BOWLIN. Recibida de buen grado esta solicitud, URQUIZA fue invitado a subir a bordo y allí celebró una amable, aunque tensa reunión con el abogado y el comandante de la flota invasora, el comodoro SCHUBRICK. En la entrevista, URQUIZA ofreció su mediación para evitar una confrontación que podría llegar a tener graves consecuencias y su ofrecimiento fué finalmente aceptado, después de algunas vacilaciones y acordaron mantener estable la situación hasta que el mandatario argentino pudiera realizar su gestión.

URQUIZA se embarco el 12 de enero de ese año a bordo de un lanchón subiendo por el río Paraná, el 16 de ese mes, llegó a Asunción del Paraguay. El 20 de ese mes, habiendo llegado los delegados americanos en el vapor Fulton, comenzaron las reuniones entre las partes, utilizando como base de la negociación un documento que ya había consensuado URQUIZA con el doctor BOWLIN, Luego de superarse diversas objeciones e inconvenientes, llegaron finalmente a un acuerdo que fue aceptado por el el presidente/dictador paraguayo,

Cuando ya se creía todo resuelto y arreglado, LÓPEZ presentó nuevas objeciones; pero URQUIZA se impuso, diciendo que creía estar entre caballeros y que no estaba dispuesto, ni como hombre, ni como presidente de la República Argentina, á sufrir ni a tolerar desaires. LÓPEZ, intimidado ante esta actitud de URQUIZA, cedió en sus pretensiones y así la paz quedó asegurada, según constancias que quedaron refrendadas por todos los participantes en un acta que se labró de inmediato.

El éxito logrado debido a la participación y decidida actitud de URQUIZA como mediador, fue considerado como un triunfo de la diplomacia de la República Argentina, lo que fue puesto de manifiesto por los comisionados norteamericanos, los primeros en reconocerlo en sus comunicaciones oficiales.

Antes de retirarse del Río de la Plata, visitaron al presidente URQUIZA en su residencia en San José, donde se les agasajó espléndidamente. El general, regaló a Schubrick, como recuerdo, la espada que tuvo ceñida al jurar la Constitución de 1853 y el comodoro Schubrik retribuyó la atención obsequiándole un trozo del cable eléctrico trasatlántico, envuelto en un escudo de oro.

En imagen. Justo José de Urquiza y Francisco Solano López


 

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